dilluns, 3 de maig del 2010

EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, 25 d'abril de 2010


NATÀLIA FARRÉ

SITGES

No tiene las medidas del colosal El gran dia de Girona, de Martí Alsina, el óleo con las dimensiones más espectaculares de la pintura española, con permiso del Guernica, de Picasso; pero sí es el más grande pintado por Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861 – Aranjuez, 1931). Se trata de L’Àngelus de Santa Cecília de Montserrat, una pieza de 3 x 2,65 metros que nunca antes se había movido de su ubicación habitual, el Cau Ferrat de Sitges. El pasado jueves se descolgó de la pared que ocupaba desde finales del siglo XIX y, por primera vez en más de cien años, salió de la que fue vivienda-taller del artista y que, a su muerte, legó al ayuntamiento de la localidad. Para ello, se necesitó un operativo especial, pues la tela, por sus dimensiones, no pasa por ninguna de las aberturas del edificio.

La historia de L’Àngelus de Santa Cecília de Montserrat se pierde en el tiempo, ya que como formaba parte de la colección particular de Rusiñol no está documentada. «Algo que ocurre con muchas piezas del Cau Ferrat y que es habitual en las colecciones privadas de los creadores –explica Antoni Sella, director del museo– porque como estos ya conocen las vicisitudes de las obras, no tienen necesidad de registrarlas. Y con su muerte se pierde la memoria». En cualquier caso, «o llegó enrollado o lo pintó aquí», afirma, ya que cualquier otra opción es imposible por sus medidas. Lo más relevante de la tela es precisamente eso, su tamaño, y la forma de representar la escena: Rusiñol pintó tanto a los religiosos que se dirigen a la oración como a la ermita románica de espaldas. Posiblemente la obra fue realizada después de que el artista pasara un verano en Montserrat con Miquel Utrillo, en 1896. Y antes de su viaje a París, en 1899, para desintoxicarse de su adicción a la morfina. Paso que supuso un cambio radical en su forma de pintar y en su idea del Arte Total –Rusiñol concebía el arte como una religión y al artista como una especie de sacerdote–.

Muestras itinerantes

Ante el problema de no poder hacer pasar la obra por ninguna de las ventanas o puertas del Cau Ferrat, solo cabía una opción: liberal el lienzo del marco y el bastidor, y enrollarlo en un rulo. Y eso es lo que se hizo. Pero la operación no era sencilla ni estaba exenta de riesgos ya que al manipular una tela siempre se corre el peligro dañar la capa de pintura. Para evitarlo se tomaron todas las medidas necesarias: guantes y material neutro (la acidez es una gran enemiga del arte). Y para solucionar cualquier contratiempo: un kit con papel de manila y cola de conejo, necesarios para una restauración in situ. Pese a lo engorroso de la operación, el traslado fue un éxito y, ahora, el cuadro descansa en las reservas del museo donde permanecerá durante la reforma del Cau Ferrat. La reapertura está prevista para el otoño del 2012.

A la reserva, ya ha llegado toda la colección del museo, menos otras dos obras monumentales y también de difícil traslado: un Cristo crucificado del siglo XIV y un bronce, Forjador català, de Enric Clarasó, que aún están a la espera de organizar la logística para su mudanza. Algunas de estas obras –no es el caso de L’Àngelus de Santa Cecília de Montserrat, pero sí de otros rusiñols, dos grecos y las piezas de vidrio, cerámica y forja– aprovecharán la clausura temporal del museo para itinerar por otras pinacotecas. La primera parada es la muestra Picasso versus Rusiñol, en mayo, en el Museu Picasso de Barcelona.

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